Cuadernos hispánicos (CXVIII): yacimiento de Carranque

Magallanes en el centro de interpretación
Magallanes en el centro de interpretación

Este yacimiento se encuentra a las afueras de la localidad toledana de Carranque, casi en el límite entre Toledo y el sur de Madrid. Es muy fácil llegar hasta él, porque en el propio Carranque veremos enseguida las indicaciones, y a algo más de 5 kilómetros lo encontraremos. Hay una zona habilitada para aparcar, aunque deberemos tener en cuenta que no está pegada al yacimiento sino en la parte más alta de la colina en la que se ubica el parque, así que tendremos que caminar un poco, y cruzar el puente sobre el río Guadarrama, hasta localizar la entrada al centro de interpretación.

La visita se puede hacer únicamente con guía, y además hay que reservarla con antelación; en la propia web del parque se pueden comprar las entradas online, y en el mismo formulario podemos elegir además la hora a la que preferimos hacer la visita. En esta web se pueden también consultar los horarios y tarifas, la dirección exacta del yacimiento, y alguna que otra indicación para llegar, porque parece que el camino que indica Google Maps no es del todo correcto.

Villa de Materno, al fondo del yacimiento
Villa de Materno, al fondo del yacimiento

Lo más importante de este yacimiento es su preservación; por lo tanto, deberemos ser cuidadosos a la hora de recorrerlo. Y aunque sean cosas obvias, no está de más recordar que no se permite comer ni beber salvo en los lugares en los que se indica que se puede; no deberemos tirar ningún tipo de desperdicio en el recinto, ni nada que pueda dañar el entorno; tampoco está permitido fumar, ya que hay riesgo de incendios en esta zona; deberemos circular siempre por los itinerarios establecidos para ello; y por supuesto no deberemos pisar ni tocar los restos arqueológicos como los suelos, los mosaicos y cualquiera de las piezas expuestas.

El recorrido empieza en el centro de interpretación, en una de las salas, donde el guía nos explicará lo que vamos a ver. Entre otras cosas descubriremos que el yacimiento lo descubrió en 1983, por casualidad, Samuel López Iglesias, un vecino de Carranque, que un día observó que en las tierras de labranza de su padre se encontraban, muy a menudo, trozos de ladrillo, tejas, piedras y restos de muros, que los habitantes del pueblo atribuían a una antigua ermita que se había construido en este lugar.

Interior de la villa de Materno
Interior de la villa de Materno

Un día se encontró un trozo pequeño de mosaico, lo que le hizo pensar que aquellos restos eran bastante más antiguos de lo que en un principio se creía…

Esto se corroboró en otra ocasión en la que, mientras Samuel estaba arando, vio que aparecían unas cuantas teselas más; en aquel momento se puso a remover la tierra y, a no mucha profundidad, localizó un mosaico completo. Después del primero siguieron apareciendo otros, en cada trozo de tierra que removían, por lo que decidieron avisar al museo de Santa Cruz de Toledo; ellos fueron los que confirmaron que efectivamente se trataba de una villa romana, con casi 2.000 años de antigüedad, y fue entonces cuando comenzaron de manera oficial las excavaciones, que se extendieron hasta 2010. Desde ese momento se han ido descubriendo diferentes edificios y estructuras, todas ellas localizadas en un terreno que ocupa nada menos que unas 18 hectáreas; en el año 2003 se decidió abrirlo al público y también fue declarado Parque Arqueológico por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Después de esta introducción, nos dirigiremos al exterior del centro de interpretación para empezar el recorrido por el yacimiento. Y aunque es lo que pilla más lejos de la entrada, ya que está justo al final del terreno, por lo general la visita con el guía comenzará por la villa para después ir retrocediendo y terminar de nuevo casi junto al centro de interpretación, en la zona del palacio.

Mosaico en una de las estancias
Mosaico en una de las estancias

La villa de Materno

No se conoce con exactitud quién fue el dueño originario de esta villa y del terreno que la rodea, pero sí se sabe que fue un tal Materno el que vivió allí, al menos durante las últimas décadas del siglo IV. Se trata de una vivienda bastante grande, construida al modo de las casas señoriales romanas, que se organizaban en torno a un espacio ajardinado en el centro, alrededor del cual se distribuían el resto de habitáculos (pasillos, habitaciones, salones y comedores, entre otros). En toda la vivienda destacan por encima de todo los pavimentos de mosaico, que se conservan casi en perfecto estado; y como curiosidad, en uno de ellos aparece precisamente el nombre de Materno.

La villa se construyó en piedra y ladrillo, y su extensión total es de unos 1.000 metros cuadrados; y por supuesto, al tratarse de la vivienda de alguien de la élite, en ella se incluyeron todas las comodidades posibles en aquella época: agua caliente, calefacción radiante, numerosas salas, varios comedores… Y desde luego los mosaicos, que forman uno de los mejores conjuntos de nuestro país; destacan además por ser bastante originales en cuanto a sus temas, de amor y de mitología casi todos ellos. El que mejor se conserva es uno que representa un busto de Océano, el dios de las aguas, que podemos ver en el centro de la villa. Pero mejor vamos por partes.

El dios Océano, en su mosaico del centro de la villa
El dios Océano, en su mosaico del centro de la villa

La entrada a la villa, que actualmente se encuentra cubierta para la mejor conservación de sus elementos, se hace por el pórtico principal; aunque como no hay prácticamente paredes, o las que se conservan no son de mucha altura, desde esta entrada podremos ver toda la casa en su conjunto. Justo frente al pórtico hay un mosaico circular que los expertos creen que estaba iluminado por un lucernario habilitado en el techo de la estancia. Y el recorrido por toda la casa lo haremos a través de una pasarela elevada que nos irá marcando el camino que debemos seguir.

Recorreremos las diferentes estancias, desde la cocina al comedor, pasando por las diferentes habitaciones, el salón, y el jardín (el famoso peristilo) en el centro; y aunque desde la pasarela se ve todo casi perfectamente, la verdad es que creo que habría estado genial que hubieran puesto también otra pasarela más en el centro de la casa, porque debido al gran tamaño que tiene, por ejemplo la zona del peristilo la vemos un poco lejana. Pero con este recorrido nos podemos hacer una idea bastante aproximada de cómo debió de ser esta vivienda cuando estaba habitada. Y también veremos por supuesto todos los mosaicos, que se encuentran repartidos por varias de las estancias.

En algunas de las habitaciones ya no se conserva el suelo, así que también podremos observar el hipocausto, el sistema de pequeñas columnas de ladrillo refractario por las que el aire caliente se repartía a todas las habitaciones de la casa para caldearla. Aunque la estructura de las villas romanas es bastante parecida, independientemente de su ubicación y casi también de su época (por lo general siguiendo la norma de que cuanto más antiguas, más sencillas), a poco observadores que seamos nos daremos cuenta enseguida de que los numerosos detalles de la casa de Materno, y los diferentes materiales utilizados en ella, nos indican que estamos ante la vivienda de alguien influyente. Aparte de que sabemos con certeza que no todas las villas romanas utilizaban mosaicos para decorar los suelos de sus habitaciones, como sí ocurre en este caso, en el que prácticamente cada una de ellas tiene un mosaico distinto.

Mausoleo

Mausoleo
Mausoleo

Después de dejar atrás la casa de Materno, volveremos sobre nuestros pasos para dirigirnos a la salida del yacimiento, y lo primero que nos encontraremos será el mausoleo. Por lo general en el mundo romano, cuando una villa era muy grande solía tener entre sus construcciones monumentos funerarios, que estaban destinados a albergar los restos del propietario de la casa y de su familia. Como no podía ser menos, la casa de Materno también tiene a unos pocos metros de la entrada su propio espacio funerario, un mausoleo realizado en el opus caementicium romano (nuestro actual hormigón) revestido de granito, del que se conserva muy poco debido principalmente a los expolios sufridos en todas las épocas. En el interior del mausoleo se cree que se colocaron uno o varios sarcófagos de mármol, en los que reposaban los restos de varios miembros de la familia que ocupaba esta villa.

Edificio palacial

Una de las columnas del antiguo palacio
Una de las columnas del antiguo palacio

Es el conjunto de mayor tamaño, junto con la casa de Materno, y se construyó hacia finales del siglo IV como edificio de representación civil, a imagen y semejanza del foro de cualquier ciudad romana que se precie. A través de su arquitectura podemos hacernos una ligera idea de cómo era en su origen, y desde luego con esto nos queda claro el poder que tenía la familia propietaria de estos terrenos en los que se construyó; y no sólo por el diseño arquitectónico, que imitaba las construcciones imperiales, sino también por la decoración, mayoritariamente realizada en mármol aunque por desgracia ha desaparecido casi por completo.

Como muestra, aunque pequeña en comparación con lo que debió de ser esta zona palacial, tenemos dos columnas que fueron traídas expresamente desde Anatolia para utilizarlas en la construcción del antiguo palacio; y otros mármoles, de los que no se conservan más que fragmentos, nos indican que fueron traídos desde lugares tan lejanos como Egipto o Túnez. Todo esto indica que desde luego los propietarios de la casa tenían dinero de sobra como para emplear materiales tan caros en su construcción.

Restos de la iglesia
Restos de la iglesia

Aunque el complejo palacial en origen tuvo un uso civil, durante el periodo visigodo se transformó en una iglesia de la que todavía quedan algunos elementos, además de unas cien tumbas alrededor de este espacio. Se cree que también se utilizó el edificio durante la ocupación islámica, ya que se han encontrado varios silos, un pozo y algunas construcciones cuya función no se conoce con exactitud. Durante la Edad Media se construyó sobre la iglesia visigoda una nueva, en torno a la cual se asociaron unas cuantas tumbas más. Y algo más tarde, ya en la época de Felipe II, esta iglesia se aprovechó para construir sobre ella la ermita de Santa María de Abajo, que estuvo en pie hasta principios del siglo XX.

Centro de interpretación

Algunos de los objetos encontrados en el yacimiento
Algunos de los objetos encontrados en el yacimiento

La última parada la haremos en este lugar, y además de todas las explicaciones que ya nos ha dado el guía, tendremos también ocasión de ver aquí el audiovisual que proyectan en una de las salas; de esta forma tendremos una idea más aproximada de lo que es el yacimiento. Aquí también podremos ver muchos de los objetos que se encontraron durante las excavaciones, como fragmentos decorativos de los edificios, objetos de cerámica o de uso doméstico, y hasta una maqueta que reproduce la villa de Materno con todo detalle, tal y como se encuentra en la actualidad. También hay, por si a alguien le gustan estas cosas, una pequeña tienda de recuerdos en la que podremos comprar desde marcapáginas hasta lucernas romanas en miniatura.

Son innumerables los restos romanos que todavía conservamos en España, así que si te interesa esta época de nuestra historia tienes lugares de sobra para visitar; muchos incluso son más espectaculares que el yacimiento de Carranque, sin ir más lejos la antigua ciudad de Segóbriga, o Mérida, que es todo un museo romano al aire libre; pero si vives en Madrid o Toledo, o en alguna otra provincia que no te pille lejos, la visita a Carranque es una muy buena opción.

Maqueta de la villa de Materno
Maqueta de la villa de Materno

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