Cuadernos hispánicos (XXXII): Santiago de Compostela

Otra de las paradas que hicimos en uno de nuestros viajes por Galicia fue en Santiago de Compostela, donde esta última vez nos alojamos durante tres noches en el hotel Castro. Y aunque la ciudad tiene infinidad de rincones por descubrir, nuestras visitas allí han cundido bastante y hemos podido ver unos cuantos; claro que a eso ayuda muchísimo tener una amiga que trabaja en la oficina de turismo de Santiago, y que siempre nos hace todo tipo de recomendaciones a cuál más interesante.

Las veces que hemos ido a Santiago ha sido en coche, así que como casi siempre nos hemos alojado a las afueras, lo que hacíamos era dejar el coche en el aparcamiento público de la plaza de Galicia, que pilla muy cerca del centro. Otra opción es aparcar en el campus de la universidad, que es algo más barato aunque está bastante más retirado del casco antiguo. Como veis, hay para elegir.

Sin duda, la visita estrella de Santiago es la catedral, que se comenzó a construir hacia el año 1075 sobre edificios anteriores; entre otras cosas destacan en ella sus fachadas (la del Obradoiro, la de la Gloria, la de Platerías y la de Azabachería), y por supuesto la tumba del apóstol, cuya efigie podemos abrazar. Me gustaría mencionar también algo que creo que merece muchísimo la pena hacer: la visita guiada por las cubiertas, que no sólo nos pareció muy interesante sino que además con ella aprendimos un montón de cosas y curiosidades sobre el edificio y su historia; y por supuesto ni que decir tiene que las vistas desde los tejados son simplemente espectaculares.

Si lo primero que se hace es ir a visitar la catedral, quizá es buena idea continuar el recorrido por la plaza del Obradoiro. Si miramos hacia ella dejando a nuestras espaldas el pórtico de la Gloria encontraremos, entre otras cosas, el palacio de Rajoy, que alberga la sede del ayuntamiento de Santiago y también la del gobierno de la comunidad autónoma gallega; y el palacio de San Jerónimo y Fonseca, del que destaca su precioso claustro y en el que se encuentra la sede del rectorado de la universidad. En uno de sus laterales se encuentra el árbol de la ciencia, en el que cada rama lleva un letrero con el nombre de una carrera universitaria y se supone que colocándote de espaldas y llevando la mano hacia él, la rama que toques será la de la carrera que vas a estudiar; adosado a la catedral está el palacio de Gelmírez, uno de los pocos ejemplos de románico civil del siglo XII que todavía se conservan en España. A esta plaza es a la que llegan todos los peregrinos cuando terminan de recorrer el Camino de Santiago, y frente al pórtico de la Gloria hay una placa que marca el «kilómetro cero», que es el punto donde confluyen todos los posibles caminos de Santiago.

Al adentrarnos en el casco antiguo, muy cerca de la catedral está el hostal de los Reyes Católicos, que antiguamente era un hospital que fundaron estos reyes, y en la actualidad es el edificio del Parador de Santiago. También por esta zona está el convento de San Martín Pinario, un antiguo convento benedictino, el más grande de Galicia. Fue construido entre los siglos XVI y XVIII y en su interior merece la pena sobre todo la parte del coro, con la sillería y el órgano; si estamos interesados, podemos visitar la exposición permanente de objetos relacionados con la medicina. Un poco más adelante llegaremos al convento de San Francisco, que conserva todavía algunos restos góticos pero que en su mayoría data del siglo XVI. Otra iglesia que visitamos y que nos resultó muy curiosa fue la de Santa María Salomé, que destaca por su mezcla de estilos y también por un detalle muy gracioso: en una de las capillas hay unas esculturas de ángeles que llevan gafas.

Por detrás de la plaza del Obradoiro tenemos un montón de callecitas por las que poder pasear y perdernos, si nos apetece. Y también está la plaza de la Quintana (de vivos y de muertos), un lugar de lo más interesante; está situada en la parte trasera de la catedral, y pases a la hora que pases siempre se encuentra de lo más animada. O bien hay músicos callejeros ensayando, o gente sentada en las escaleras del fondo o en los bancos de piedra laterales, o en las terracitas tomando algo… Otra de las cosas que también me llamó la atención en esta zona fue la capilla de las Ánimas, de estilo neoclásico y que tiene en su fachada un grupo escultórico que representa a varias personas ardiendo y además resulta bastante real porque lo estuvieron restaurado y habían sacado a la luz el color del fuego, que es tan rojo que casi da miedo.

También podemos ir al mercado de abastos a curiosear; muy cerca de él está la iglesia de San Fiz de Solovio, famosa porque en el lugar donde se encuentra vivía el ermitaño Paio, que fue quien alertó al obispo Teodomiro de la existencia del sepulcro del apóstol Santiago. Un poco más adelante tenemos uno de los edificios de la universidad, concretamente la facultad de Geografía e Historia; y si seguimos caminando un poco llegaremos al arco de Mazarelos, la única puerta que se conserva del antiguo recinto amurallado que rodeaba la ciudad. Como curiosidad, hay en la pared un cartel que indica que era por esa puerta por la que entraban los vinos procedentes de los ríos Ulla y Ribeiro.

Por último, si nos apetece darnos un paseo por los alrededores, hay un par de sitios algo más alejados del casco antiguo, fuera del antiguo recinto amurallado. Se trata del parque de la Alameda, un sitio de lo más agradable para pasear, y desde el cual tendremos ocasión de hacer fotografías espectaculares de la catedral; y la colegiata do Sar, un templo románico del siglo XII que destaca sobre todo por su claustro. También fuera de las murallas se encuentra el campus universitario, en el que comentaba al principio que se puede aparcar, y ya mucho más alejado del centro de Santiago están la ciudad de la Cultura y el monte do Gozo, además de la ruta del Sarela, un paseo que podemos hacer por la orilla del río.

Como veis, una ciudad de lo más sorprendente, cómoda para recorrerla caminando (excepto esos sitios de las afueras, que están algo más alejados) y con un montón de rincones por descubrir.