Cuadernos lusos (X): Miranda do Douro

Esta ciudad portuguesa se encuentra en la frontera con España, muy cerca de las provincias de Zamora y Salamanca. De hecho, el nombre le viene porque precisamente es el río Duero el que separa a Miranda de la comunidad castellana. Y además Miranda es también una de las puertas de entrada a los arribes del Duero, junto a su mirador de la Catedral, desde el que hay unas vistas preciosas y desde cuyo embarcadero salen los itinerarios que recorren el río. Aunque en nuestro caso hicimos el recorrido por los arribes unos días después, pero no desde aquí, sino en el barco que sale desde Saucelle, en la provincia de Salamanca.

Mirador de la Catedral
Mirador de la Catedral

Miranda do Douro está dividida en dos zonas: una de ellas es la ciudad histórica y la otra la ciudad nueva, que es la que suelen visitar los que van allí sobre todo de compras; es increíble la cantidad de comercios de todo tipo que hay por allí. Pero yo os hablaré de la histórica, que es la que estuvimos recorriendo, porque la ciudad nueva la vimos únicamente de pasada. Como curiosidad, en la Miranda histórica los carteles de las calles y las señales no están escritas en portugués sino en mirandés, una variedad típica de esta zona que surgió durante la época en la que estuvo aislada del resto del país.

Un tramo de la muralla
Un tramo de la muralla

Una de las cosas más destacadas de Miranda es su antigua muralla, construida entre los siglos IX y XI y de la que todavía se conserva algún tramo por el que se puede recorrer parte de la ciudad, y desde cuyo perímetro tenemos las mejores vistas. Lo más recomendable es intentar aparcar por aquí y caminar. La muralla en origen tenía cuatro puertas de entrada a la ciudad, y la que se encuentra mejor conservada es la de Nuestra Señora del Amparo.

Fachada de la catedral
Fachada de la catedral

Algo que también destaca es su catedral, ya que aunque Miranda es una ciudad pequeña, durante un par de siglos fue la sede episcopal. Fue construida en el siglo XVI y además de ser el edificio religioso más grande de la región, también es Monumento Nacional desde principios del siglo XX. Junto a la catedral está uno de los miradores de la ciudad, y también muy cerca tenemos las ruinas del palacio episcopal, a las que podemos acceder. En uno de los laterales de estas ruinas se encuentra el museo etnográfico, más conocido como museu da Terra de Miranda porque, aunque alberga restos de varios periodos históricos y de la región, tiene una zona dedicada exclusivamente a la ciudad.

Si nos vamos adentrando en el centro histórico llegaremos a la plaza de João III, en la que además de la Cámara Municipal veremos una escultura muy curiosa. Se trata del monumento a la capa de honras, que nos muestra a un hombre y una mujer ataviados con el traje típico de Miranda. La capa de honras, que da nombre al monumento, es la prenda más característica de la zona.

Monumento a la capa de honras
Monumento a la capa de honras

Por el casco antiguo podremos ver varias casas del siglo XV, algunas con fachadas muy interesantes, como la de la calle Costanilha, que tiene cuatro ventanales en esquina y una ménsula con el culo al aire, que resulta de lo más curiosa.

Casa en la calle Costanilha
Casa en la calle Costanilha

También podremos llegar hasta la iglesia de la Misericordia, un edificio que data de entre los siglos XVI y XVII. Y en el extremo contrario de la ciudad, ver el castillo, que en su día también fue alcazaba. Formaba parte de la propia muralla y hoy día se pueden visitar sus restos, principalmente la torre del homenaje y algunos lienzos de la muralla, puesto que el castillo fue parcialmente destruido durante la guerra contra los franceses.

El castillo y parte de la muralla
El castillo y parte de la muralla

Algo un poco más desconocido porque no está en el casco histórico sino que para verlo hay que ir a las afueras de Miranda, es su acueducto. El acueducto de Vilarinho se construyó a finales del siglo XVI para abastecer de agua a una población que había crecido muy rápido, y tiene seis arcos de medio punto.

Si además tienes tiempo para dedicarle a la zona, y sobre todo si te interesa el arte prehistórico, una visita muy curiosa que puedes hacer es la del museo de Côa, que está a algo más de 100 kilómetros de Miranda. Se puede visitar únicamente el museo, o bien hacer un recorrido guiado por el parque; en este caso hay que reservar la entrada con antelación, porque en algunos casos te llevan a ver los grabados rupestres en un todoterreno en el que además del conductor caben solo cuatro personas más. La visita, incluida la ida y vuelta en coche, dura alrededor de dos horas y en ese tiempo podrás ver los diferentes motivos prehistóricos grabados en las piedras, además de caminar por un pequeño tramo del parque. Y el guía (que en nuestro caso nos llevó por la zona conocida como Canada do Inferno) hace el recorrido de lo más ameno.

Grabados rupestres en Foz Côa
Grabados rupestres en Foz Côa

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