Hostal Don Rodrigo, junto a la muralla zamorana

Entrada del hostal
Entrada del hostal

Para una excursión que organizamos por la provincia de Zamora, el hostal Don Rodrigo fue el alojamiento elegido como campamento base, desde el que planeábamos hacer recorridos por la zona. Entre otras cosas lo elegimos porque está muy cerca del centro de la ciudad. Además, pudimos encontrar sitio para aparcar bastante cerca también, al lado del polideportivo municipal; aunque si lo prefieres, desde que reformaron el hostal hace unos años han puesto a disposición de los huéspedes un aparcamiento en el propio edificio.

El hostal se encuentra en la calle Virgen de la Concha 5, como decía muy cerca del centro, prácticamente al lado de la plaza Mayor y de la muralla. Es un alojamiento bastante nuevo, se construyó en 2011 y poco tiempo después, en 2017, lo reformaron y entre otras cosas, como mencionaba, incluyeron un aparcamiento propio.

Lo mejor sin duda es su ubicación, y no solo porque esté prácticamente en pleno centro, sino porque a pesar de estarlo se encuentra en una calle de lo más silenciosa. Es una calle muy pequeñita, casi un callejón, y aunque la fachada del hostal da a la calle e incluso nuestra habitación tenía la ventana justo a la fachada, no escuchamos ni un solo ruido durante las noches que estuvimos allí. Al entrar está a mano izquierda la recepción, con un mostrador y un expositor del que podemos coger planos de la zona y folletos de posibles actividades turísticas. Frente al mostrador hay un pequeño espacio, una especie de zona de descanso, con sofás y una televisión, y también una pequeña estantería, a modo de encimera de cocina, con una cafetera de cápsulas que se puede utilizar gratuitamente. Siempre suele haber vasos de plástico, cucharillas y azúcar, por si te apetece prepararte un café por la mañana antes de salir, o en cualquier momento.

Zona de descanso
Zona de descanso

A un lado de la recepción, una puerta da al pasillo en el que están todas las habitaciones, ya que hay una sola planta en el hostal. Nuestra habitación era la que estaba al final del pasillo, una doble que nos pareció muy acogedora y además de tamaño estaba bastante bien.

Al entrar, teníamos a mano derecha el baño, no excesivamente grande pero con todo lo necesario más que de sobra: plato de ducha, lavabo e inodoro, hueco para dejar nuestros trastos de aseo, sobrecitos de jabón de manos y champú, y un par de juegos completos de toallas. Incluida una para poner en el suelo al salir de la ducha, que en algunos alojamientos no la ponen y me parece un poco incómodo que no haya nada donde poner los pies, que no sea el suelo.

En la pared trasera del baño, aprovechando ese hueco por el otro lado, teníamos un armario empotrado que además de un montón de sitio y unas cuantas perchas, tenía también varias mantas y almohadas de repuesto, y en la parte inferior una cajonera y una caja fuerte pequeña, que no llegamos a utilizar. Y justo enfrente del armario, ocupando el resto del espacio, estaba la cama. Una cama de matrimonio con una mesilla de noche a cada lado, y en una de las paredes laterales un pequeño escritorio y una silla. Y enfrente la televisión en la pared.

Nuestra habitación
Nuestra habitación

Tanto el baño como el resto de la habitación, que por cierto nos pareció muy acogedora y cómoda, estaban decorados de manera muy sencilla, en tonos blancos y grises, incluida la ropa de cama y las toallas. Y los muebles eran todos de madera de color claro. El suelo, tanto de la habitación como de las zonas comunes y la recepción, era de tarima, que imagino que sobre todo en invierno, en Zamora hace bastante fresquete como para andar descalzo si tienes suelos de azulejo. Las mesillas de noche tenían una lámpara cada una, y además de espacio para colocar cosas en los dos cajones, tenían alrededor unos cuantos enchufes. Que ahora que viajamos con tantos cacharros electrónicos, viene muy bien tener sitio donde poder recargarlos, incluso todos a la vez si lo necesitas.

Estuvimos poco tiempo en el hostal, porque la mayor parte del día estuvimos haciendo excursiones y allí íbamos únicamente a dormir. Pero la habitación nos resultó muy cómoda, y sobre todo muy silenciosa por las noches. Ya comentaba que está en una calle muy tranquila, pero aun así no sabíamos cómo sería de animada la zona, al estar tan cerca del centro. Y la verdad es que no tuvimos ni un solo ruido ninguna de las noches, así que la estancia estuvo genial, aunque fuera corta.

Nuestro cuarto de baño
Nuestro cuarto de baño

Habíamos contratado la opción de alojamiento sin desayuno, pero en la zona de descanso de la entrada podías ponerte café siempre que quisieras. En cualquier caso, y por si eso te sabe a poco, en Zamora hay un montón de cafeterías y sitios donde poder desayunar tranquilamente y bien, así que estuvimos investigando por la zona para desayunar cada mañana. También, aunque esto casi es habitual ya en todos los alojamientos, incluso en un hostal como este, había conexión wifi gratuita para los huéspedes. Y aunque la utilizamos más bien poco, tanto en las zonas comunes como en la habitación, iba estupendamente. Y también comentaba al principio que desde que lo reformaron, el hostal ya aparcamiento propio, aunque creo que disponen de pocas plazas y es mejor avisar al hacer la reserva, por si acaso tienes que buscarte la vida y aparcar en otro sitio.

A veces parece que cuando buscas alojamiento para algún viaje, lo de quedarte en un hostal no suena demasiado bien. Da la impresión de que te vas a encontrar un sitio cutre, o descuidado, o en una zona mala… Pero la verdad es que el Don Rodrigo nos sorprendió porque no solo nos salió fenomenal de precio, sino que estuvimos allí de lo más a gusto. Y además la habitación fue acogedora, nos resultó comodísima, y encima estábamos a pocos minutos andando del centro de la ciudad. Así que no puedo más que recomendarlo, tanto el hostal como por supuesto la propia Zamora.


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